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EL MERCADO FUE UNA FIESTA

El Mercado del Puerto cerró su año 151 con un espectáculo de Emiliano y El Zurdo con entrada libre.

Con gran concurrencia el Mercado del Puerto celebró a lo grande su histórica y tradicional presencia en la Ciudad Vieja, con el espectáculo musical de Emiliano y El Zurdo

A partir de las 14 horas El Cuarteto del Amor se encargó de amenizar la tarde recorriendo el Mercado con su divertida propuesta para el deleite de los y las comensales que disfrutaban en los establecimientos periféricos del Mercado para cerrar su recorrido en el escenario central seguidos por un "trencito" de alegre comensales que los siguieron pletóricos de alegría.

A las 15:30 hs. comenzaron su presentación los destacados Emiliano y El Zurdo con su prestigiosa banda, para el deleite de la concurrencia que los ovacionó en reiteradas oportunidades, dándole a la tarde el esperado ambiente de una despedida de año de altos picos de emoción.

Durante todo el año, el Mercado del Puerto invita a degustar su tradicionales exquisiteces, todos los días de la semana, en cualquiera de sus 14 locales, donde comensal encontrará una amplia variedad de platos para disfrutar.

Bajo su estructura metálica, se mezclan olores y colores diversos, mientras que artesanos, músicos y pintores interactúan con la gente que llega a comer, a comprar o a curiosear simplemente.

Numeroso público se esparce, tanto dentro del Mercado como en la Peatonal Pérez Castellano, la Peatonal Sarandí y en la plazoleta de La Proa, donde se ubica una feria de artesanías, souvenirs y antigüedades. También, desde 2014, se encuentra el Mercado de los Artesanos -Ciudad Vieja- paseo ineludible, de artesanía uruguaya hecha por uruguayos, que hace aún más atractiva su visita a estos mercados.

La abigarrada estructura de metal del Mercado, inaugurado el 10 de octubre de 1868, ha sido escenario de los más diversos encuentros.

Carlos Gardel y Enrico Caruso se pasearon juntos por sus calles internas; José Enrique Rodó acostumbraba beber allí sus "caflitas" en un disimulado pocillo de café; Pedro Figari tomó de allí varias de las escenas que inspiraron sus pinturas.

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