Es uno de los escasos ejemplos arquitectónicos nacionales que cumplen cabalmente los objetivos de sus proyectistas y promotores.
En primera instancia es una obra que se reconoce fácilmente como edificio público, por su inserción urbana donde a través de un equilibrado juego de volúmenes se identifican los distintos elementos componentes, por la cuidada monumentalidad de su espacio central logrado a partir de la altura de los elementos verticales que aceleradamente se repiten y por las transparencias de dicho ámbito que debería transmitir la cristalinidad de la función pública.
Por otro lado, su resolución funcional es extremadamente simple. Al retomar el tipo patio, logra una fluida conexión de los diferentes espacios, enfatizada por un reconocimiento integral del interior de la obra.
Complementariamente los proyectistas elaboran una cuidada respuesta formal con escasos recursos, manejan distintos tipos de aberturas y combinan, a la vez, proporciones de llenos y vacíos en relación con la descomposición volumétrica, sin carga ornamental y en superficies planas de revoque imitación.
Finalmente la obra, a pesar de su aceptado rol de edificio público, se integra acertadamente en la ciudad. En un doble juego de apertura hacia la calle Colonia y graduada clausura hacia Mercedes, el edificio identifican las distintas condicionantes contextuales.
Es, en definitiva, una obra que si bien puede establecer ciertos vínculos con respuestas exógenas similares, reformula los códigos de la modernidad para ajustarse a las particularidades del proyecto y de la ciudad.
Fuente http://bit.ly/ijbmPl