En 1916 se convocó a un concurso internacional de proyectos para la sede central de la institución, fundada en 1857. Su implantación, en la misma manzana de la primera sede, consolidó el distrito financiero .
En1921, al lograrse la duplicación del terreno, se realizó un nuevo proyecto. Ocupando el 80% de la manzana, su destacado volumen es un elemento referencial del tejido, en el que predominan los predios angostos. La techumbre verdosa de placas de cobre señala su presencia hacia la bahía.
Inaugurado en 1938, pretendió simbolizar el “templo” del tesoro de la república, apelando al neoclasicismo para representar el prestigio y la seguridad, y a materiales nobles para sugerir la permanencia. Su estructuración simétrica y centralizada generó una nave imponente de 60 metros de largo por 36 de ancho, cubierta con bóveda y con galerías laterales.
En las fachadas majestuosas destaca el ritmo de columnas de fuste estriado. Aunque es una obra historicista, concluida cuando la arquitectura moderna ya había dado frutos, el lenguaje fue reconceptualizado. Para sacar a la ornamentación el carácter de aditamento, se trabajó el exterior –columnas, escalinata, veredas, zócalos, pilastras y muros– en granito gris como único material, sugiriendo que el edificio está tallado en un solo bloque.
El lenguaje no impidió la concepción de un edificio “moderno”, dotándolo de las instalaciones más sofisticadas de la época: seguridad del tesoro con rayos infrarrojos, aire acondicionado integral, ascensores de alta velocidad y nivelación automática, sensores térmicos para prevenir incendios, etcétera.
Hacia 1930 se inició un estudio de sus alrededores con el fin de abrir visuales para su contemplación, pero las demoliciones requeridas quedaron inconclusas por la existencia de edificios de gran valor patrimonial.
Fuente http://www.montevideo.gub.uy/sites/default/files/articulo/GMVD_AREA_CENTRAL.pdf