Con el nacimiento de la República, la plaza de Cagancha surgió, en 1836, como la plaza central del trazado de la Ciudad Nueva, fuera de los límites del recinto amurallado del período colonial. En 1840 recibió su nombre, alusivo a la batalla librada un año antes, cuando Rivera derrotó a las fuerzas invasoras del gobierno de Buenos Aires.
Hasta 1856 ofició de “Plaza de las Carretas” para la venta de productos de campaña. Su calificación comenzó en 1867, cuando para celebrar la concordia entre partidos se erigió en su centro la Columna de la Paz.
En 1868 se comenzó el enjardinado, acorde al diseño de la Dirección de Obras Públicas; la avenida circunvalaba el monumento y a los lados se disponían cuatro canteros con palmeras.
A inicios del siglo XX, por proyecto del arquitecto Thays, la plaza cobró una estructura unitaria interrumpiendo la avenida. Por entonces, el desnivel a la calle Rondeau era salvado por una escalera con dos ramas curvas con balaustrada, rodeando una fuente en tres niveles, que luego se sustituyó por la actual, más severa. Desde 1939, por razones de tránsito, la plaza volvió a dejar paso a la avenida.
Oscilando entre la permanencia y el cambio, la plaza sufrió diversas transformaciones a lo largo de su historia. En el 900, soberbios edificios se construyeron a su alrededor, contrastando con su rústico destino original, cuando servía de plaza de frutos. Hacia 1994 se realizaron nuevas intervenciones, que generan ámbitos de remanso junto a la dinámica de la principal avenida. La plaza de Cagancha sigue siendo el corazón geográfico de Montevideo: marca el kilómetro cero del sistema vial de todo el país.