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Un nuevo hito de la Red de Organizaciones de Personas Mayores - Municipio B

"Construyamos día a día  una sociedad que respeta y valora a sus Personas Mayores": actividad realizada con en el marco del Día Internacional de las Personas Mayores.

Esta actividad, realizada con en el marco del Día Internacional de las Personas Mayores, que se conmemora cada 1º de octubre, y denominada  "Construyamos día a día  una sociedad que respeta y valora a sus Personas Mayores"  se realizó el pasado 15 de Octubre en el Espacio Colabora.

Ante una concurrida asistencia,  las exposiciones estuvieron a cargo del director de la Institución Nacional de Derechos Humanos y Defensoría del Pueblo (INDDHH), Bernardo Legnani, la integrante de la Unidad de Personas Mayores del INDDHH, Ana Durán, la respresentante de la Red Pro Cuidados, Margarita Percovich, la representante de Organización Nacional Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONAJPU), Estela Ovelar y por la Red de Organizaciones de las Personas Mayores Municipio B, Jorge Tourón.

Además, al cierre Sylvia Maquieira y Virginia Dible, integrantes de la Red de Organizaciones de las Personas Mayores - Municipio B, leyeron una proclama.  

PROCLAMA RED DE ORGANIZACIONES  DE LAS PERSONAS MAYORES - MUNICIPIO B 

"Saber envejecer para los antiguos griegos, estaba íntimamente vinculado con el saber vivir o felicidad. En la sociedad actual, sin embargo, parecería que nadie o casi nadie, quiere envejecer y quizás este sea uno de los dilemas al que nos enfrentamos a diario como resultado de la visión negativa que se ha construido sobre el envejecimiento y la vejez.
 
Diversos estudios sobre la vejez, concluyen que la percepción social sobre las personas mayores es básicamente negativa. La sociedad moderna, que sustenta valores orientados a la fuerza, la agilidad para el éxito y la conquista de bienes materiales, presenta a la vejez cada vez más como una suerte de desecho y los gerontólogos han acuñado el término “viejismo” o edadismo para referirse a la concepción peyorativa de alguien, basada en su avanzada edad cronológica.
 
Se sostiene que estas actitudes surgen del miedo que las generaciones jóvenes tienen al envejecimiento y del rechazo de parte de la sociedad. El concepto de lo “productivo–joven” que domina la política y el imaginario social, conlleva una idea de cuerpo, de belleza y de salud, modelo que es intensamente fomentado por los medios de comunicación. Todo aquello que aleje a los individuos de la potencia física y material es considerado una enfermedad y, por tanto, debe ser medicada. 
 
Las personas mayores que no pueden cumplir con este mandato social viven bajo la amenaza de ser excluidos del sistema. La imagen social derivada de los estereotipos negativos influye de manera decisiva en distintos planos de la vida de los mayores, en la invisibilidad de sus contribuciones cotidianas, la falta de adecuación de las políticas públicas a sus necesidades y preferencias, hasta su desconocimiento en los medios de comunicación, en el consumo y en las oportunidades de educación y empleo.
 
Sostener un prejuicio activo, no basado en hechos, sino en el desconocimiento de las potencialidades de las personas mayores, constituye el primer paso hacia su discriminación. Al formular políticas y programas, basados en estos paradigmas -que asocian a las personas mayores solamente con carencias, necesidades o enfermedad-, se los ubica en la categoría de pacientes o clientes, negándoles la posibilidad de constituirse en sujetos de derechos.
 
El fin de declarar un día de la persona mayor, es poner en conocimiento de la sociedad su importancia, así como estimular la creación de políticas públicas, tanto en protección social, como en salud y trabajo para este grupo etario. El proceso de envejecimiento es heterogéneo, y necesariamente implica dinamismo en la instrumentación de estrategias para la protección y promoción de sus derechos y permite visibilizar, sensibilizar y poner un pienso colectivo sobre un tema que es el de mayor desafío de la humanidad, como ha sido lograr una mayor expectativa de vida.  
 
Este año la consigna de la ONU nos invita a trabajar, integrar y fortalecer los lazos con las diferentes generaciones. Para ello es necesario brindar un trato amable y respetuoso, reconocer la importancia de cada persona, fomentando su autonomía e independencia y su autoestima; además de fomentar la participación social, manteniendo la conexión con amigos y familiares y apoyándoles en sus actividades.  
 
Hay que destacar que nuestros mayores constituyen una pieza muy importante en la sociedad. Son transmisores de sabiduría y experiencia. Además, son los encargados de mantener unida a la familia, dar consejos y apoyo emocional, cuidar a los más pequeños, incluso de ayudar económicamente. Es vital
propiciar espacios que permitan empoderar y posicionar a las personas mayores como sujetos de derechos, así como construir, mediante la sinergia, el respeto y el aporte de todos, lo que implica una serie de cambios y estrategias que los posibiliten.
 
Nuestro país fue uno de los primeros en ratificar la Convención Interamericana de los Derechos Humanos de las Personas Mayores de 2015, que en el año 2016 se cristaliza como Ley que los ampara, incentiva a mantenerse activas y productivas, transmitiendo sus experiencias y defender sus derechos. 
Por tanto, se hace necesario:
  • Brindar un trato amable y respetuoso, reconociendo la importancia de cada persona, fomentando la solidaridad entre generaciones y una sociedad para todas las edades, que proteja la autonomía, independencia y la inclusión de las personas mayores, fomentando su autoestima.
  • Impulsar medidas efectivas contra la soledad, tanto de prevención como de intervención
  • Promover una imagen positiva de la vejez con campañas educativas que eliminen estereotipos 
  • Fomentar la participación social, manteniendo la conexión con amigos y familiares y, si es posible, apoyándoles en sus actividades.
Desde la Red de Organizaciones de Personas Mayores del Municipio B, creemos que para lograr los cambios necesarios se deberá avanzar en debates y acuerdos intersectoriales, ya que la transversalidad es la única manera de abordar la complejidad del envejecimiento por lo que Estado, sociedad y familia deben compartir el esfuerzo para garantizar los derechos humanos a las personas mayores, porque ellos son quienes construyeron la sociedad en la que vivimos. UNA SOCIEDAD QUE VALORA A SUS PERSONAS MAYORES, SE VALORA A SÍ MISMA." 

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